“Las ciudades han trabajado con la IA desde hace décadas. La diferencia hoy es el enorme volumen de datos que se generan”

Felipe del Busto, experto en movilidad urbana en CIRCE-Centro Tecnológico, conversó con naifman acerca del impacto de la tecnología en el futuro de la movilidad urbana, los desafíos que enfrentan las ciudades en España y el rol del Centro en el proyecto NetZeroCities para el Ayuntamiento de Zaragoza, entre otros temas.

 

En la era actual, el impacto de la Inteligencia Artificial y el Big Data en nuestras ciudades se ha vuelto más pronunciado que nunca. Con décadas de experiencia en la integración de la IA en entornos urbanos, las ciudades se enfrentan ahora a un desafío monumental: la gestión del colosal volumen de datos que se genera día a día. En este contexto, Felipe del Busto, experto en movilidad urbana en CIRCE-Centro Tecnológico, comparte sus perspectivas con naifman, explorando el papel crucial que desempeña la tecnología en el futuro de la movilidad urbana.

Durante la entrevista, Del Busto profundiza en los desafíos específicos que las ciudades en España enfrentan en su tránsito hacia un futuro cada vez más sostenible. Un punto central de la conversación es el proyecto NetZeroCities, en el que el Centro está involucrado en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza. Este ambicioso proyecto busca no solo abordar los desafíos actuales en movilidad urbana, sino también contribuir significativamente a los objetivos de sostenibilidad y neutralidad de carbono de la ciudad.

A continuación, te invitamos a leer una visión esclarecedora sobre cómo la tecnología está transformando el paisaje urbano, abriendo nuevas posibilidades para una planificación urbana más inteligente y eficiente.

Los principales desafíos de nuestras ciudades son la contaminación atmosférica, los accidentes de tráfico y la distribución del espacio público.

Primero, respecto a la contaminación atmosférica, tenemos, por un lado, al sector transporte como uno de los principales contribuyentes de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI). Este sector es aún altamente dependiente del uso de combustibles fósiles. Por otro, a una escala local, la emisión de contaminantes atmosféricos que afectan la salud humana, entre otros efectos negativos, y que presentan concentraciones por encima de lo recomendado por la OMS.

Segundo, los accidentes de tráfico, que además de pérdidas materiales, generan pérdidas humanas. Al usual rol de los coches como principal modo generador de accidentes, en los últimos años se ha sumado el uso de Vehículos de Movilidad Personal (VMP), con hábitos de conducción igualmente irresponsables. La movilidad urbana es cada vez más compleja, con más tipos de vehículos interactuando entre sí, lo que requerirá de medidas para proteger a los usuarios más vulnerables de la vía.

Una de esas medidas, y tercer desafío principal, es el proveer una nueva distribución del espacio público, recurso finito y, por ende, valioso de las ciudades y que durante décadas se priorizó para el tránsito y estacionamiento de coches. Las ciudades requieren diversificar el uso del espacio público, no solo para el tránsito seguro de otros modos de transporte, sino también para el desarrollo de actividades socioeconómicas, como la logística urbana, o para el despliegue de, por ejemplo, soluciones basadas en la naturaleza que generen ciudades más adaptadas a la variabilidad climática que ya estamos enfrentando.

La respuesta ante estos desafíos depende en igual medida de la suma de dos variables: las mejoras tecnológicas y la adopción de hábitos sostenibles en nuestro día a día. La adopción de los coches eléctricos es sin duda una gran solución para reducir la exposición a contaminantes atmosféricos y mejorar la calidad del aire local (la parte global, la del cambio climático, dependerá de la producción limpia de energía eléctrica). Asimismo, los sistemas de detección y respuesta de los vehículos autónomos prometen reducir el error humano que causa accidentes. Pero estás dos tecnologías en sí, no dan solución a la necesidad de redistribución del espacio público. Aquí aparecen otras tecnologías de conectividad que nos permiten hacer un uso compartido y dinámico de los vehículos y las infraestructuras. Pero aun así, el verdadero potencial de la tecnología pasa por una adopción de estilo de vida más sostenible que, además, evite sufrir del llamado efecto rebote de la tecnología: que la optimización traiga consigo un ahorro económico, y el usuario decida usar este ahorro para hacer un uso más frecuente (por ejemplo, conducir más por menos) eliminando la promesa inicial de mejora de la tecnología.

En CIRCE-Centro Tecnológico somos coherentes con esta idea. Nuestra línea de Smart Mobility se compone tanto por el desarrollo de tecnologías alrededor del vehículo eléctrico (sistemas de carga conductiva e inductiva, desarrollo de soluciones V2G y de gestión de infraestructura de carga, entre otros), como de la planificación sostenible de la movilidad (planes de movilidad para ciudades y empresas, simulación y optimización de la movilidad, estudios energéticos de flotas vehiculares, entre otros).

Con el despliegue de Sistemas de Trafico Inteligentes (ITS, por sus siglas en inglés), las ciudades han trabajado con la IA desde hace décadas. La diferencia hoy es el enorme volumen de datos que se generan y la gran capacidad de computación para su procesamiento y aprovechamiento. La capa digital es cada vez más relevante y se está acoplando de manera acelerada a la capa física de las infraestructuras y los servicios. Algunas aplicaciones de inteligencia artificial se encuentran en el análisis de imágenes satelitales para el estudio de la infraestructura verde urbana, procesamiento de imágenes para el control del tráfico, simulación de nuevos escenarios de tráfico ante nuevos equipamientos o eventos masivos, captura y análisis de datos a través de sensores para la mejora de la calidad del aire o de la calidad del pavimento y la señalética urbana, entre otros.

En CIRCE, trabajamos a lo largo de la cadena de valor del dato. Desde funcionalidades de diagnóstico, como la captura y procesamiento de datos de movilidad o el diseño temprano de la infraestructura digital. Pasando por usos predictivos con la construcción de modelos de transporte a diferentes escalas, acercando a las ciudades al concepto de digital twin. Hasta aplicaciones para la toma de decisión con herramientas de monitorización y de evaluación de escenarios.

Además de ser parte de NetZeroCities, Zaragoza es hoy una de las 10 ciudades que cuenta con el Sello de la Misión de Ciudades por la elaboración de su Climate City Contract. También es una de las 3 ciudades españolas galardonada con la clasificación “A” del CDP por su compromiso y liderazgo en materia climática. En toda esta trayectoria, CIRCE ha contribuido con su expertise en materia de cuantificación y mitigación de emisiones GEI.

No obstante, esto es solo el inicio. Que Zaragoza esté en la vanguardia climática abre la posibilidad de implementar proyectos de innovación en movilidad sostenible y neutralidad climática. Por ejemplo, en el proyecto ELABORATOR se está desarrollando un laboratorio portátil para la cuantificación de indicadores de movilidad a escala de calle, información que luego será utilizada para la generación de micro modelos peatonales para el rediseño del espacio público con criterios de accesibilidad y seguridad vial. También, en el proyecto NEUTRALPATH, estamos trabajando para implementar un Distrito de Energía Limpia y Positiva (PCED) en el barrio Actur. Otro ejemplo, es la generación de gemelos digitales urbanos y el desarrollo de plataformas BIM+CIM dentro del proyecto INCUBE.

El Big Data de la movilidad urbana es crucial para entender qué está pasando, para crear modelos que nos den una idea de lo que puede llegar a pasar, para generar nuevos servicios que respondan a las necesidades de los ciudadanos y para conseguir los objetivos globales y locales que las ciudades han adoptado. El Big Data es una gran oportunidad que debe ser integrada dentro de las metodologías tradicionales de los Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), y que tiene el potencial de mejorar la toma de decisión y la participación ciudadana al poner sobre la mesa conocimiento basado en datos.

La movilidad urbana es cada vez más compleja: nuevos vehículos, nuevas tecnologías y mayor interacción, desafíos actuando en diferentes escalas geográficas, generación constante y masiva de información pendiente de ser transformada en conocimiento, la necesidad de acoplar el Big Data urbano a la toma de decisión que incluya a ciudadanos y agentes clave, etc.  En todo esto trabaja CIRCE con la meta de contribuir a la sostenibilidad de las ciudades. Para esto, a nuestra amplia experiencia en planificación de movilidad sostenible, añadimos nuevas capacidades basadas en Big Data, Sistemas de Información Geográfica, inteligencia artificial y simulación del transporte, y co-creación de soluciones.

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